jueves, 19 de julio de 2007

La verdad esta escrita entre las sombras de mi certeza


La verdad esta escrita entre las sombras de mi certeza,

no es mi intención encontrarla en absoluto…mucho tiempo estuve buscándola pero me canse, ahora solo quiero sumergirme en ti y no pensar mas…es el miedo que cala hondo el que a veces me hace dudar pero definitivamente mis ramas quieren enterrarse en la nada y flotar, sí, flotar libre en el espacio del sempiterno equilibrio.

El poeta enciende un cigarrillo y piensa: “que filosofía la mía; beber de mi desengaño y despertar en esa embriaguez equidistante de la soledad del paso de los años” – es difícil pensar en la infinidad de cosas que pueden encontrar los seres en cada esquina de la vida, suponiendo que nunca supusimos el devenir de las cosas, es bastante curioso pensarlas.

Cuando miras tus huellas en el camino, y te das cuenta que te hallas en una rotonda, la primera reacción es desesperación y después te calmas y te tomas un sedante. Pero apenas se pasa el efecto de este recuerdas que solo estabas bajo los efectos del mismo y te sientes verdaderamente mal… ¿que se puede hacer en esa situación?, te miras al espejo, te mojas la cara y sabes que lo que piensas no es opción y te angustias.

A todos nos gusta perder de vez en cuando, a todos nos gusta caer y enlodarnos en ocasiones porque sabemos que luego nos pararemos, pero hay personas que, de tanto ensuciarse, se dan cuenta que ya no se acostumbran a estar limpios…

Preguntas van y vienen y el poeta acaba su cigarrillo, pide que le sirvan en la misma copa rota de siempre y se dispone a emborracharse por su destino al son de un himno criminal, asesino, caníbal…y al romperse el labio y ver su sangre mezclarse con el vino se da cuenta de lo vulnerable que es y rompe en llanto, llora y llora y al fin rompe en una carcajada terrible que no contradice su sentimiento, sino por el contrario, esta mueca es, sin duda, la verdadera imagen del dolor.

Primero hay que saber sufrir, después amar después partir*… ¡que va Alfil! ¡Andá sin remordimientos! (Piensa el trovador) y se va bailando al son del bandoneón por la calle bohemia y mojada del barrio Francia.

Tiene una canción, mejor dicho esta creando, silencio!... el poeta se acostó en la acera pues tiene una idea, una melodía en la lengua, un poema en la garganta. Pero al fin se acuerda, no era una idea ni una canción ni una melodía ni un poema… era un recuerdo, cojones!, el recuerdo que debía olvidar pero que por el contrario, se acrecentó, y lo lleno más intensamente de emoción, y llora, llora y llora. Pero nadie se percata ni siquiera él pues sus lágrimas se confunden con la lluvia que esta mas fría que nunca y duele, duele en los huesos, duele como si fuera una lluvia de agujas. Otra vez las cosas parecen ser tan fugaces e irracionales, que es fácil terminar por acabar con el problema de “raíz” pero hay quienes afirman que se debe llegar a entender la vida para disponerse a conocer la segunda opción.

Es por eso mismo que la tierra esta tan pobre - poblada, es por eso que existen otros poetas que siguen con vida aunque también hay otras razones por las cuales siguen viviendo pero no es de nuestra incumbencia por supuesto.

“La verdad esta escrita en las sombras de mi certeza”

Y se levanta nuevamente y vuelve a caer y vuelve a llorar

Y de nuevo a bailar al ritmo del acordeón en una calle mojada

Y nuevamente a beber de la copa que no esta tan rota,

El vino de la confusión que primitiviza las percepciones

Y que es en realidad el brebaje que muestra al hombre tal cual es con su naturaleza intrínseca y onírica, y que es el espejo del alma que sangra, al reconocerse en su locura, disfrazada por una racionalidad malentendida y manoseada por la cúpula del saltimbanqui.

Es que es esa embriaguez misma la que vuelve al poeta bohemio en fiel reflejo de lo que somos realmente y que lo enajena a su vez del mundo en que vivimos, es por eso también que es tan criticado y es, por lo mismo, el anti – modelo de lo que es socialmente correcto.

Nadie quiere realmente estar en los pantalones de ninguno de ellos y si alguien afirma lo contrario, solo esta reafirmando su propia existencia, su propia identidad.

Hay por ahí quien afirma que todos los locos son realmente la esencia del ser humano y que su enfermedad se remite tan solo a razones sociales, pero yo afirmo algo diferente: el Poeta bohemio y melancólico es aquel a quien la sociedad le teme, es el objeto de vergüenza para aquellos que se creen normales, ja! , los normales no son masa, no son mayoría, los normales no pueden reconocerse en la mayoría (porque están en peligro de extinción) sino, por el contrario, se pueden reconocer precisamente en su no reconocimiento con el resto.

Y al fin despertó el poeta, en su cama a las 9 de la noche y con él, las ganas de siempre…ganas de vivir, de envenenarse, de agonizar y morir. La historia se repite y mi corazón ya no aguanta, quiero terminar con esto, no quiero seguir la rutina quiero despertar en un sueño que no termine jamás en medio de el universo, contigo a mi lado, descubriendo galaxias; mi niña, el mundo nos quedó chico, el cuerpo ya no es suficiente para mitigar nuestro deseo, la hora de dejar esta dimensión nos llegó, nunca más hemos de estar en este infierno. Te diste cuenta? Somos seres superiores, nuestra unión dejo de ser sentimental, somos cosmológicamente compatibles, salud por eso!

Pero esas sensaciones de soledad, de ganas de estar solos, aun no nos dejan y solo el tiempo dirá si este rasgo de personalidad adquirida desaparece como la arena al viento o si persiste cual llanto entre sábanas en las frías noches de desmayo emocional. Aquellas, son noches que conocemos muy bien ambos y que están pegadas a nosotros y nos acompañan desde hace mucho.

El bohemio suspiró tranquilo, inspiró, exhaló nuevamente y partió a reunirse con la luz de la luna, con la humedad de la calle, con el aroma que cala los pulmones y que solo los valientes se atreven a respirar. Esa noche siguió el mismo guión de todas las anteriores pero termino con un final distinto, esta vez las ganas se superpusieron a la racionalidad paralizante y bebió mas vino del que le sirvieron, bebió del vino del dolor, del cáliz de la vida, de un vino que no tenia el gusto corriente, pero que pese a esto, no dejaba de parecerle familiar.